Durante los meses de verano es frecuente oír hablar sobre las temidas olas de calor. Los titulares de los periódicos, los reportajes en la televisión y muchas páginas web informan día a día del avance de este fenómeno meteorológico, pero también en muchos casos hacen un eco exagerado del mismo. Son muchos los medios de comunicación los que entre junio y septiembre advierten erróneamente de la llegada de una ola de calor, cuando en realidad simplemente podemos estar ante un ascenso moderado de las temperaturas.
¿Qué es una ola de calor?
La definición que ha de tomarse como punto de partida es la elaborada por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), un organismo intergubernamental especializado de la ONU que se encarga de coordinar, estandarizar y mejorar las actividades meteorológicas a nivel mundial. Dicha organización establece que una ola de calor es un tiempo cálido inusual marcado (máximas, mínimas y/o promedio diario) en una región que persiste durante al menos dos días consecutivos durante el período caluroso del año en función de las condiciones climatológicas locales, con registros por encima de los umbrales determinados.
Sin embargo, muchos países tienen sus propios organismos dedicados al estudio de las circunstancias meteorológicas y los efectos derivados de las mismas. En el caso de España, es la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) la que precisa la definición de ola de calor para nuestro país, estableciendo que se considera ola de calor un episodio de al menos tres días consecutivos, en que como mínimo el 10% de las estaciones consideradas registran máximas por encima del percentil del 95% de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000.
Analizando ambas definiciones, puede observarse que hay una diferencia de criterio en cuanto a la duración de las condiciones especiales de temperatura. Mientras que la OMM establece un mínimo de dos días, la AEMET afirma que han de ser tres. Puesto que es la Agencia Estatal de Meteorología es la encargada de ejercer la autoridad meteorológica en nuestro país, para decretar una ola de calor han de seguirse sus directrices.
¿Cómo se determina una ola de calor?
Una ola de calor se determina mediante un análisis estadístico de las temperaturas a lo largo del tiempo en nuestro país. Para ello hay que seleccionar los observatorios meteorológicos adecuados, los cuales han de funcionar en la actualidad, tener una serie de datos lo suficientemente larga como para poder calcular sus percentiles y distribuirse de forma homogénea sobre el territorio. De todos los observatorios meteorológicos existentes en España, solamente 137 cumplen estos tres requisitos.
A continuación, se calcula para cada uno de estos observatorios su temperatura umbral, que es la temperatura que marcará el límite entre lo que es una ola de calor y lo que es una simple masa de aire cálido que eleva las temperaturas durante algunos días. Según lo establecido en la definición de la Agencia Estatal de Meteorología, dicha temperatura umbral es el percentil del 95% de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000.
¿Qué significa esto? Desde la AEMET nos lo explican así: “Una aproximación sencilla al concepto de percentil para quien no esté familiarizado con el término, puede ser la siguiente: los meses de julio y agosto suman 62 días por año, por lo que en el periodo 1971-2000, totalizarán 62 días/año x 30 años = 1860 días. Al hallar el percentil del 95%, lo que estamos haciendo realmente es localizar el 5% de los días más cálidos (1860 x 5/100 = 93 días), y una vez localizados esos 93 días más cálidos de los meses de julio y agosto de los años 1971 a 2000, la ‘temperatura umbral’ sería la menor de esas 93 temperaturas” (Aemet.es, 2019).
Una vez que se han hecho los cálculos correspondientes a cada temperatura umbral. Se procede al tratamiento estadístico de los datos relativos a las temperaturas obtenidos en los observatorios meteorológicos. Para cada uno de ellos se buscan los episodios cálidos, que son aquellos períodos de tiempo de al menos tres días consecutivos con temperaturas máximas que igualan o superan la temperatura umbral calculada para dicha estación. Después, se determinan los días cálidos, que son todos aquellos en los que al menos el 10% de los observatorios seleccionados están dentro de uno de los episodios cálidos localizados anteriormente mencionados. Finalmente, se localizan las olas de calor, que son todos aquellos episodios de tres o más días cálidos consecutivos. En ocasiones, dos olas de calor pueden estar muy próximas entre sí, por lo que si se encuentran separadas solamente por un día, se consideran una única ola de calor.
Por último, para evitar la confusión entre unos días con temperaturas extremadamente cálidas y una ola de calor, se considera que una zona está atravesando una ola de calor cuando al menos uno de los observatorios meteorológicos de la misma se encuentra dentro de un episodio cálido y no simplemente está superando de forma puntual la temperatura umbral calculada para dicho observatorio.
Así pues, antes de alarmar a la gente con información errónea acerca de la llegada de una ola de calor, es importante contrastar la información con gente dedicada a la meteorología o en la página web de la AEMET. Si esta entrada te ha resultado interesante o útil, ¡compártela!
Webgrafía
Aemet.es. (2019). Olas de calor en España desde 1975. [online] Disponible en: http://www.aemet.es/es/conocermas/recursos_en_linea/publicaciones_y_estudios/estudios/detalles/olascalor [Junio 2019].
Villena, J. (2018). Ola de calor, ¿qué es?. [online] Disponible en: https://www.tiempo.com/noticias/divulgacion/ola-de-calor-que-es.html [Junio 2019].